Los Expulsados Fraccionalistas y Liquidadores no Podrán Confundir a Nadie
No es costumbre de nuestra organización polemizar con ex camaradas que han sido expulsados de sus filas. Sin embargo, en vista de que los expulsados recientemente se han dedicado a tratar de confundir a quienes no los conocen, procedemos a despejar posibles confusiones. En una rueda de prensa donde los expulsados, junto a un conjunto de personas, la mayoría desconocida en el M.P.D., Higinio Báez trata de “desmentir” que hayan sido excluidos de las filas emepedeístas. En el documento entregado a la prensa, que no es más que un amasijo de imprecisiones y contradicciones, comenzando por el desconocimiento de la fecha en que asesinaron al camarada Otto Morales, el ex vocero dice que: “… Nosotros seguiremos trabajando por la unidad de los revolucionarios y de todo el pueblo”. No sabemos cómo será posible “unir a los revolucionarios y a todo el pueblo” pactando con la derecha sin ninguna articulación estratégica revolucionaria.
Además, la camarilla expulsada está descalificada para hablar de unidad. Conocemos muy bien a esos ex camaradas, y sabemos que el concepto de unidad que tienen está basado en su supuesta superioridad frente a las demás organizaciones revolucionarias y frente a los dirigentes de las mismas. El propio Higinio se considera por encima de los demás camaradas dirigentes de izquierda, y se refiere a ellos en los mismos términos peyorativos con que solía tratar de menospreciar a camaradas de nuestro partido. El pretenso intelectual, tratando de esconder un gran complejo, se considera por encima de los demás, tanto en lo político, como en lo intelectual. Eso ha sido reiterativo en él, llegando a decir que determinados camaradas u otras personas tendrían que leer varias veces un “libro” de su autoría para poder entenderlo.
Lenin se dirige a los dirigentes bolcheviques
El concepto de unidad que tiene Higinio Báez, así como sus compañeros de ruta, es que las demás organizaciones “son entelequias con serias dificultades orgánicas y políticas”, y que por ello no están en condiciones de encabezar nada, y por el contrario, serán engullidas. Muchas veces tuvimos que llamar la atención al camarada sobre esa arrogancia. Esa altanería es bien conocida por los dirigentes de las demás organizaciones de izquierda. De tal manera, que ese grupito está descalificado para hablar de unidad de los revolucionarios. La unidad de los revolucionarios debe ser franca y sincera, sin pretensiones de absorber a nadie. La unidad revolucionaria debe ser sobre la base de coincidencias políticas e ideológicas, expresadas en programas de trabajo. Pero la unidad también es desprendimiento, es solidaridad, es apoyo mutuo, es complementar las fortalezas y las debilidades de unos con las de los otros. La unidad no se forja sobre la base de zancadillas. La unidad no debe estar basada en aprovechar reales o supuestas debilidades de los demás.
El M. P. D. planteó la unidad de toda la izquierda para participar en las pasadas elecciones congresuales y municipales, pero sólo con la izquierda. Y cuando planteamos que en un gesto de desprendimiento y de aportar para posibilitar esa unidad los emepedeístas no deberían aspirar a ningún cargo, por el contrario los hoy expulsados sacaron a relucir sus aspiraciones inmediatamente, y con esa arrogancia decían que se proponían “romper el techo de votaciones de la izquierda”, confundiendo los deseos con la realidad, y creyéndose que en verdad son “grandes líderes”. Será posible forjar la unidad de esa forma? Una cosa es lo que se dice y lo que se plantea frente a los camaradas de la izquierda, y otra las pretensiones de esos “unitarios”, que acusan al M.P.D. de tener “prácticas vanguardistas de las décadas de los 60 y los 70”.
Higinio Báez habla de práctica “caudillista”, cuando realmente en el M.P.D. no ha habido nadie más caudillista y déspota que su jefe Fidel Santana, quien imbuido de una enorme megalomanía, y creyéndose que en verdad es un “líder”, quiso hacer lo que le venía en ganas, tomando determinaciones que correspondían a los mecanismos partidarios, a los cuales trató de sustituir por supuestas asambleas compuestas por amigos incondicionales sin militancia emepedeísta. Esta camarilla, violando todos los principios elementales y la disciplina partidaria, trató de asaltar todas las estructuras del partido, dejando sin funciones a camaradas que durante décadas han mantenido un trabajo firme y constante, que se han sacrificado y han respetado la disciplina partidaria.
Los expulsados tratan de reducir el problema a un asunto generacional. Además de que ellos no son tan jóvenes, hay que señalar que eso no es lo que hay que discutir. Lo hemos reiterado. Y esos ex compañeros nunca quisieron discutir. Diferentes mecanismos y compañeros en particular hicieron más de 20 documentos, los cuales nunca quisieron contestar los expulsados. La discusión que hay que hacer es sobre el rumbo que debe seguir la izquierda. Lo que hay que discutir es cuál es nuestra táctica y cuál debe ser la estrategia. Lo que hay que discutir es si pretendemos llegar al poder aliándonos a la derecha o combatiendo al sistema. Lo que hay que discutir no es si nos regalan boronitas como diputaciones o regidurías, sino cómo podemos alcanzar esos puestos y otras cuotas de poder partiendo de nuestro trabajo apoyado por el pueblo. Lo que hay que discutir es cómo la izquierda debe articular un proyecto independiente que, asumido desde el propio seno del pueblo, le permita disputar el poder, sea mediante la participación electoral o mediante cualquier otro método.
Lo que la izquierda, toda la izquierda, debe discutir es la táctica para legitimarse realmente entre el pueblo. Lo que debemos discutir es la táctica y la estrategia que nos permita una real inserción entre las masas, cómo prepararnos y demostrar que tenemos vocación de poder y condiciones para luchar asumiendo el método que las circunstancias demanden. Lo que hay que discutir es si los revolucionarios luchamos por un puesto para una persona satisfacer sus pretensiones, o si una participación electoral debe ser para acumular políticamente, para fortalecer la izquierda y todo el movimiento popular y revolucionario.
Higinio Báez habla de los desaciertos de la política emepedeísta durante décadas. Pero resulta que ese ex camarada fue secretario general del partido durante seis años (2002-2008). Y fue el secretario general más impopular que ha tenido el M.P.D., cuyo cargo sólo pudo ejercer con un denodado esfuerzo de otros dirigentes. El ex vocero debería comenzar por rendir cuenta de sus seis años de gestión. Debería hablar de lo que hizo para mantener la disciplina, la unidad interna, la operatividad de los diferentes departamentos, el proselitismo político, el trabajo en los frentes de masas, las relaciones internacionales, y en sentido general el desarrollo de la organización.
Después de muchas palabrerías y un gran estreñimiento de ideas, Higinio Báez dice que “llama a toda su militancia a redoblar los esfuerzos de lucha y las tareas para vincularse al pueblo…”. Esa proclama se produce después de pasarse más de un año sin ejercer sus funciones de vocero público, y sobre todo después de que esa camarilla reiteradas veces ha renegado de la lucha de clases y de la lucha popular, a fin de hacerse “potables” ante sectores burgueses. Ese llamado se produce después de decir que: “Hay un grupo que cree que la lucha debe ser contra la Barrick, y por reivindicaciones populares, mientras otros estamos luchando por el poder”. Por ello menospreciaron la marcha contra la Barrick Gold que se efectuó desde Santo Domingo a Cotuí. Entendemos que la lucha por el poder pasa por la defensa de nuestros recursos naturales, de la soberanía económica y política. Ningún partido que se aísle y reniegue de la defensa del patrimonio natural y de la lucha de los sectores populares y explotados podrá tener éxitos y convertirse en una opción creíble, respetada y apoyada por el pueblo.
El Movimiento Popular Dominicano, que nunca ha dejado de luchar y de defender a los sectores populares y explotados, continúa sus esfuerzos en la coordinación de luchas y acciones por las conquistas del pueblo dominicano. En ese sentido, sus colaterales de masas, conjuntamente con otras organizaciones, se encuentran apoyando las diferentes luchas que brotan en las diferentes regiones del país. Reiteramos que los fraccionalistas y liquidadores fueron expulsados definitivamente de nuestras filas por la Dirección Nacional efectuada el día 27 de junio del presente año. Nuestros mecanismos de base han ratificado la decisión tomada por los miembros del Comité Central, el Comité Regional 20 de Febrero del Distrito Nacional, El Comité Regional Este Roberto Figueroa, el Comité Regional Baldemiro Castro del Noreste, el Comité Regional Henry Segarra Santos del Noroeste, el Comité Regional Otto Morales de Nueva York y militantes delegados de células zonales.